El aumento
de la población mayor de 60 años (AM) es una tendencia epidemiológica mundial.
Esto genera importantes desafíos para la sociedad y para las organizaciones
internacionales de salud pública, orientadas a promover políticas públicas para
promover un envejecimiento saludable. No
obstante, actualmente no existe una definición operacional de consenso para
envejecimiento saludable.
Distintos elementos teóricos han sido considerados en las definiciones
conceptuales, de los cuales se pueden distinguir dos tendencias:
1. La de quienes ven la
salud como un proceso dinámico y definen el envejecimiento saludable como un
proceso continuo de adaptación positiva a los cambios individuales que ocurren
con el paso de los años.
2. Considera el
envejecimiento exitoso como un estado de bienestar objetivable que incorpora
tres componentes principales:
a. Baja probabilidad de
enfermedad y discapacidad asociada.
b. Alta funcionalidad
cognitiva y física.
c. Compromiso con la vida.
La falta de una definición operacional estándar, ha dificultado
en la práctica la descripción de los ancianos saludables, tanto en aspectos
funcionales, cognitivos, físicos y sociales como en parámetros fisiológicos
medibles en el laboratorio. La mayor parte de los estudios sobre AM, estos se
caracterizan basados en criterios de edad, y dado que la variabilidad
fisiológica y la carga de comorbilidad aumentan con la edad, se limita el
conocimiento de los cambios propios atribuibles al envejecimiento.
En base a lo explicado en las líneas anteriores, presentaremos
un interesante articulo de investigación presentado en Scielo donde
investigadores se dedicaron a desarrollar una herramienta que identifique a
personas mayores saludables de la comunidad en base a criterios clínicos, con
el fin de caracterizarlos globalmente: evaluación social, cognitiva, afectiva,
antropométrica, funcional y de laboratorio, para así avanzar hacia un mejor
conocimiento del proceso de envejecimiento independiente de la carga que
implican las comorbilidades.